Noelia ha desaparecido
Dedicado
a Sergio Aguirre y a la Sra. Pinkerton
Un día como cualquiera
Noelia estaba alimentando a sus mascotas. Por eso, fue al jardín para darle de
comer a su perro Julián. En el camino, se cruzó con Picasso el gato que le
había regalado Edmund, su amigo, unas semanas atrás.
Noelia tenía 56 años, el
pelo rubio y corto. Era alta y usaba lentes. Disfrutaba de cuidar a sus
animales. Tenía en total quince mascotas: un loro, un conejo, una víbora, una
lagartija, un camaleón, dos hámsteres, un pato, cuatro peces coloridos, su gato
Picasso, su perro Julián y su favorito, Toby, el león.
Amaba mucho a su león, más
que a su nieto. Le encantaba peinar su melena por largas horas. Le cepillaba
los dientes tres veces por día y le emprolijaba las uñas con una gran lima.
Además, Toby había aprendido a abrazar a Noelia poniendo sus patas delanteras
sobre los hombros de su dueña. Cuando Toby quería jugar con ella, el león se
echaba en el piso y Noelia le rascaba la panza.
Ese mismo día le llevó su
comida favorita: carne de cerdo, pero para su sorpresa no lo comió. Noelia lo
miró bien y se dio cuenta de que estaba cansado. Luego decidió tomarle la
temperatura con un gran termómetro para ver si tenía fiebre… ¡y tenía! Decidió
llevarlo a la veterinaria, lo entró en su jaula y enganchó la jaula a la
camioneta.
Al llegar a la veterinaria
tuvo que esperar porque había muchos pacientes. La dueña de un gatito negro le
ofreció su lugar. Noelia contestó:
-
¡Muchas
gracias! – mirándola a los ojos. Al verla notó algo extraño…
-
De
nada. Soy Marcela. ¿Y vos?
-
Soy
Noelia.
-
¿Por
qué estás acá?
-
Vine
porque mi león tiene fiebre. ¿Y tú?
-
Porque
mi gato se lastimó la patita. Tu y yo
vamos a ser muy buenas amigas por siempre…
A partir
de ese momento Noelia sintió que ya no dependía de ella misma y llegó su turno
para que el veterinario revise a Toby.
Felipe, el veterinario, le preguntó:
-¿Qué le pasa a tu mascota?
-No sé… Lo noté extraño, no quiso comer.
-Bueno, tendré que darle algunos
medicamentos.
Mientras Noelia esperaba que
le diera la medicación, acariciaba a su león con mucho cariño. El doctor le
recomendó que haga dos semanas de reposo.
Al salir de la veterinaria Marcela la invitó a
tomar un café. Noelia no estaba decidida a ir porque tenía que dejar a su león
en reposo, pero Noelia no podía controlarse a ella misma, fue igual y llevó a
Toby.
Marcela era una mujer
importante y bella. Trabajaba en una empresa de moda, donde hacían vestidos.
Tenía el pelo color negro, lacio y largo. Le gustaban los gatos negros y vivía
en una casa grande. Tenía vestidos de diferentes colores, menos de color
amarillo. Todos los días usaba un collar de perlas.
Al día siguiente, Noelia no
recordaba nada de lo que había pasado cuando tomó el café con Marcela. Un poco
asustada llamó a su nieto Eduardo que sin comprenderla le dijo:
-Contame qué pasó
-No recuerdo nada. Siento que ya no dependo
de mí. Ayer conocí en el veterinario a
una señora… Me pareció una bruja…
-¿qué decís abuela? ¿Estás loca?
-No, no estoy loca. ¿Pueden los leones cuidar de mis mascotas?
De repente el teléfono se
cortó. Su nieto estaba muy preocupado. Pidió un taxi para que lo lleve a la
casa de Noelia. En la puerta de la casa de la abuela se encontró con Edmund que
la había ido a visitar. Le contó que Noelia no atendía la puerta y Eduardo le
contó a Edmund la charla que tuvo con su abuela por teléfono.
-¡Pasó lo mismo con mi madre! Son las brujas
Metskula.
-….
-Son brujas que convierten a las personas en
lo que se sienten orgullosas….
Desesperados intentaron
abrir la puerta, la abrieron a las patadas y no encontraron a nadie. Subieron
buscando a Noelia, abrieron la puerta de su habitación y encontraron al león
recostado en la cama. Oyeron que Toby comenzó a hablar y tenía la misma voz que
Noelia. El león decía: ¡Auxilio Edmund!
¡Auxilio Eduardo!
Autores: 5to B - Escuela 23 D.E. 11
Natalia, Lucas, Micaela, Dylan, Brandon, Emanuel, Juan Ignacio, Natali Alison , Tatiana, Iver, Leandro, Jennifer, Daiana, Keyla, Elías, Charlie y Camila